jueves, 24 de mayo de 2012

Gato de ida, Gata de vuelta

Nilo/a


Así es como pasan estas "cosas":

- Papá mira, que te voy a contar una cosa...

La “cosa” es un gatito negro con un lucero blanco en el pecho y el rabo corto y retorcido, que te mira con cara de no haber roto un plato en su vida y de estar dispuesto a comenzar en cualquier momento.

- Pues resulta que lo iban a matar ... que ya se que no nos lo podemos quedar ... que solo va a ser una noche... que tengo una amiga que vive en la huerta y quiere un gatito negro... que soy la única que lo puede tener esta noche en casa... 

Y Nilo se quedó a dormir, se tomó su jamón de york -como está mandado-, hizo sus cosas en una caja a propósito, pasó la noche y a la mañana siguiente se fue a su nueva casa en la huerta.

Unos días después…

- ¿A que no sabes lo que ha pasado?, (oigo entre maullidos al cerrarse la puerta de la calle)

- Pues resulta que Nilo es gata –o sea, Nila-, y mi amiga dice que ella quería un gato, porque las hembras enseguida se lían a tener gatitos y es un problema… y ya no la quiere.

Vuelta a montar la caja para sus cosas, la cesta para dormir y al socorrido jamón de York, porque ella lo vale.

- Mañana sin falta le busco casa…

Y mientras tanto, Nila se pasa el rato haciendo monerías, jugando con un corcho, una pelota o lo que le pongas delante, porque no deja de ser un gatito pequeño y juguetón, que al menos el tema higiénico lo controla con esmero.

Quizá hoy sea el día en que por fin encuentre casa, o no. De momento hemos pasado a la leche tibia para desayunar y al arroz con tropezones para almorzar y espero que la cena se la tome en su nuevo hogar. ¿Alguien se anima?

Al tiempo…
Los protagonistas