lunes, 17 de octubre de 2011

La Abubilla y el Obispillo

Abubilla (Upupa opops)

El nombre de esta ave bella y curiosa a la vez, Abubilla, (En Murcia, Parputa), es onomatopéyico, trascripción en diminutivo de su canto «bub-bub-bub». Con un moño de grandes plumas flameantes, con puntas negras, que despliega en la excitación del cortejo, también esta provista de un pico largo, curvado, con el cual perfora la tierra en busca de gusanos y larvas de insectos. En vuelo, sus anchas alas redondeadas, que bate irregularmente, le otorgan el aspecto de una gigantesca mariposa. En tierra su marcha es elegante, tanto si camina agitando la cabeza como si trota ligeramente.

La Abubilla pasa por ser un ave sucia, a causa de su nido maloliente, situado generalmente en el agujero de un árbol. Al final de la cría de los pollos es cuando el nido desprende un olor tan nauseabundo, por lo que es fácil descubrirlo. Se ha acusado a la Abubilla de negligencia, pero esto no es cierto. Bien es verdad que en el fondo del estrecho agujero, que los padres se esfuerzan por mantener limpio, pueden quedar restos de comida y deyecciones, pero en realidad lo que causa este olor desagradable es una secreción de la «glándula del obispillo» de los pollos. (Que manda narices que a ese sitio le llamen obispillo*)

Identificación: Plumaje pardo-rosado; en vuelo alas y cola blancas y negras, muy anchas; moño rosado, con puntas negras y largo pico curvado; sexos iguales.

Nidificación: Cría en agujeros de árboles o paredes, o en cajas anideras; usualmente no lleva material al nido, pero acumula desechos; puesta, en abril-junio, de 5 a 8 huevos gris claro a crema; incubación, 18 días, sólo por la hembra; los pollos, alimentados por ambos padres, abandonan el nido a las 3 ó 4 semanas; a veces dos crías.

Alimentación: Principalmente larvas de escarabajos, saltamontes, langostas, mariposas, hormigas, ciempiés, moscas, algunas arañas, escolopendras, ácaros, lombrices y todo lo que se pone a tiro de su afilado pico.

Hábitat: Parques,  jardines y el campo en general.

Parputa murciana

Esta descripción de la Abubilla (me resisto a llamarla Parputa), que hacen en la web  La Abubilla, (y en otro puñado más que repiten el mismo texto), me ha parecido tan amena que no he dudado en incorporarla (con algunas licencias) acompañando las fotos, y engrosando el número de replicantes blogeros.

*Aclaración sobre el obispillo:

Salió en conversación lo del obispillo de las aves, una tajada del pollo o la gallina muy apreciada, al menos para ciertos comensales. Y alguien preguntó extrañado por qué se llamaría obispillo a esa parte carnosa de los animales de pluma. Bueno, pues aquí va la respuesta, ya más documentada.

El Diccionario de la Real Academia define al obispillo escuetamente como la rabadilla de las aves. Una definición más detallada sería que el obispillo es la parte final de la espalda, en la base de la cola, a la altura de la pelvis.

Pues bien, este apéndice aviar se llama obispillo por tener forma de mitra episcopal. No hay más secreto. De hecho, en portugués se llama directamente mitra.

Por aquí, (Palencia), a este final de la espalda de las aves se llama también obispo, a secas, sin diminutivo. Con lo que no es de extrañar que en algún banquete de pollo alguien diga que a él le gusta comer el obispo, que es su tajada preferida. Manifestación que puede resultar chocante a los otros comensales, si desconocen esa denominación y les da por pensar que el obispero tiene preferencias por la carne de prelado.

Esta parte de las aves tiene una función muy especial, pues generalmente adquiere una coloración distinta cuando el animal está en celo. Digamos que el obispillo sirve para llamar la atención a la pareja, como una incitación al apareamiento.

No es nueva esta acepción de obispo u obispillo para denominar a ese apéndice carnoso de la cola de las aves. Ya viene usándose en nuestra lengua desde hace siglos, pues algún viejo avispado ya se dio cuenta de que ese final del pollo o de la gallina que criaba o se comía tenía una gran semejanza, en pequeño, naturalmente, con la mitra que corona a los obispos en las solemnidades.

Quedamos, pues, en que lo del obispillo es una simple metáfora, porque, en buena lógica, a ver quién es el majo que se come a un obispo.

Gonzalo Ortega Aragón.
 
¡Aclarado!