miércoles, 17 de agosto de 2011

A-92, 14'00 H, 38ºC, 16 AGOSTO...

Motivo más que suficiente para cortar el tráfico en la A-92 a su paso por Granada

... El escueto y jeroglífico título solo es para hacerse una idea de las condiciones en que cientos de conductores nos vimos atrapados en una ratonera traicionera en la cercanías de Granada y a la altura de Peñuelas, entre Trasmulas y Lachar, en los kilómetros 217 a 221 de la inefable A-92 (la del Centenario), dirección Sevilla-Granada.

No más engancharme al atasco maldije mi indecisión de no parar en el Área de Servicio Abades, en Loja, para estirar las piernas y cambiar el agua al canario, pero ya era tarde y el lamento si es demasiado prolongado sólo produce frustración; así pues, tocaba analizar la situación, estirar el cuello para intuir el final de la caravana y elegir cuidadosamente qué carril tomar de los dos posibles, con la cuasi certeza de que aquel que eligiese siempre sería más lento que el desechado (cosas de la Ley de Murphy)

Ya elegido el carril, se otea a los conductores circundantes intentando comprobar su grado de sensatez y de paciencia; una vez comprobada la ausencia de peligrosos kamikazes en los alrededores, las siguientes tareas consisten en averiguar la temperatura exterior: alta, como no podía ser menos, y controlar el coche que nos sirve de referencia en el carril contiguo para averiguar cual avanza más rápido, (el otro, por supuesto)

Tras las comprobaciones rutinarias, una rápida miradita al mapa de carreteras en busca de una escapatoria salvadora -inexistente salvo si se desea visitar Trasmulas o Peñuelas, (ahora que estoy en la época de olvidar nombres, lo que me produce cierta desazón, acabo de recordar que tenía un compañero en Los Maristas, a quién no consigo poner cara, que se llamaba Peñuelas, de apellido, claro; ¡bien por mi memoria!), y como Trasmulas, no he conocido a nadie así llamado; así que, por lo uno o por lo otro y por si acaso, me mantengo paciente en mi puesto caravanero.

Pasados tres lentos y agónicos kilómetros aparecen señales indicadoras de obras en la calzada y los consiguientes conos estrechando la cosa hasta dejarla en procesión de a uno, descartando la posibilidad de un accidente como culpable de la retención. Durante tan largo y caluroso rato, mientras ves algún chalado saltarse la cola a toda cebolla por el arcén y a algún que otro desgraciado cuyo coche incapaz de aguantar la situación, ha roto aguas en plena carretera sin una mala partera que le asista, te pones a elucubrar con el motivo de las obras.

Obras, ¿qué obras? ¿no había dicho el ministro del ramo que en el puente de agosto se paralizaban las obras en las carreteras para facilitar la circulación? ¿es que el 16 de agosto no cuenta como vuelta del puente, de quincena o de semana de vacaciones? Será que la obra es de envergadura y no admite "paralís". ¿Se habrá vuelto a hundir la A-92? ¿se la habrá tragado la tierra como en ocasiones anteriores por la misma zona? Bueno, algo así, claro que justificaría las obras, el atasco, la calorina y la paciencia infinita de tantos conductores.

Cuando por fin la cosa aligera -dos kilómetros más-, y se vislumbra al fondo la zona en obras, uno como que empieza a sulfurarse, y se acuerda con cariño del jefe del servicio de conservación del tramito en cuestión de la A-92 y de la mala hora en que se le ha ocurrido mandar a sus muchachos ¡A DESBROZAR LA MEDIANA!, porque unos cuantos matojos invaden a malas penas el arcén izquierdo de la calzada.

Al susodicho responsable solo le deseo que le pille un buen atasco, en pleno mes de agosto e iniciando sus vacaciones, con la vejiga llena, el aire acondicionado estropeado, los niños berreando en el asiento trasero, la aguja de la temperatura del agua señalando al norte, y que cuando llegue al punto causante de la retención, se encuentre a media docena de operarios dándole al bocata sentados a la sombra de la furgo y le saluden encantados al recononcerle. 

Y aún se puede dar con un canto en los dientes (con las ganas me he quedado), que no le he echado una maldición gitana como la que sigue:

Olajai Callí

Panipen gresité lerele lucue drupo, camble Ostebé sos te diqueles on as baes dor buchil y arjulipé sata as julistrabas, sos te merelees de bocata, sos ler galafres te jallipeen, sos panipenes currucós te mustiñen ler sacais; sos Cresorne te dichabe yesqui zarapia tamboruna per bute chiró, sos unga quesarelas romandiñao tucue rumi te sugerete ler nogués, sos manques sacaitos te diquelen ulandao de la filimicha, y sos menda quejesa or sos te buchare de ler pinrés y sos ler bengorros te liqueren on drupo y orchi balogando á or casinobé.

Maldición Gitana

Mal fin tenga tu cuerpo, permita Dios que te veas en las manos del verdugo y arrastrado como las culebras, que te mueras de hambre, que los perros te coman, que malos cuervos te saquen los ojos, que Jesucristo te mande una sarna perruna por mucho tiempo, que si eres casado tu mujer te ponga los cuernos, que mis ojitos te vean colgado de la horca y que sea yo el que te tire de los pies, y que los diablos te lleven en cuerpo y alma al infierno.

¡Hemos dicho!