martes, 15 de febrero de 2011

Presidente de Honor


Mi abuelo Isidro, el de los libros, se pasó toda su vida trabajando para la Sociedad Minero Metalúrgica de Peñarroya, que desde 1881 explotaba las riquezas mineras de la región cordobesa de Belmez, Peñarroya y Pueblo Nuevo del Terrible, como antes había hecho su padre y después le siguió su hijo.

Hizo la guerra como casi todos los de su época, y al terminar el conflicto, y durante la década de 1940 a 1950, acabó siendo Alcalde de su pueblo, Peñarroya Pueblonuevo, Jefe Local del Movimiento y Procurador en Cortes en representación de los municipios cordobeses, cargos por los que jamás cobró estipendio alguno. Tras esta etapa de servicio público, regresó a sus orígenes, la S.M.M.P., quién lo trasladó a Madrid con su familia hasta su jubilación.

D. Isidro, de pie con su puro. Córdoba, 24-09-1950. Matadores: Pablo Lozano Martín, Antonio Chaves Flores y Rafael Sánchez Saco
Fue un gran aficionado a los toros, y seguramente por su cargo, también hizo incursiones en el balompédico deporte nacional, el futbol; y algo haría por el equipo de su pueblo, además de comparecer por el “palco de autoridades” del “Casas Blancas”, cuando lo nombraron Presidente de Honor del unificado Peñarroya-Pueblonuevo CF.

Según Wikipedia, el Peñarroya-Pueblonuevo CF. se funda en el año 1948, como consecuencia de la fusión de la Unión Deportiva de Peñarroya en la temporada 47-48. Intervino en la Primera Regional hasta la temporada 51-52 en la que logró el ascenso a la Tercera División, estando doce temporadas en esa categoría. Por aquella época fue Campeón de Andalucía de Aficionados varias veces, disputando por tanto el Campeonato de España de Aficionados, donde alcanzó en dos ocasiones las semifinales llegando a disputar una vez la gran final que se disputó en el Estadio de Chamartín, perdiéndola con el resultado de 4-2 a favor del Real Madrid.

Un hito importante en su historia fueron los enfrentamientos ante el Córdoba en la década de los 50 cuando mineros y cordobeses disputaban la Tercera División. En aquellos encuentros, que eran auténticos derbis llenos de pasión, el Peñarroya siempre consiguió superar al Córdoba y hasta la fecha es el único conjunto de la provincia al que los de la capital nunca han conseguido superar en competición oficial.

El Peñarroya viste camiseta roja y pantalón azul y su campo continúa siendo el vetusto Casas Blancas.

En la Temporada 2009-2010 consiguió un histórico ascenso a la Tercera División, categoría a la que regresa tras casi medio siglo ausente.

Según el periodista Jacinto Barquero, en un periódico PEÑARROYA de 1948, el redactor hace un alarde de alabanzas hacia la decisión tomada por varios clubes de la ciudad de Peñarroya-Pueblonuevo, por la que a mediados de 1947, posiblemente a principios de verano, deciden fusionarse para crear un equipo fuerte de cara a la competición oficial. No queda claro si éstos eran equipos de la liga local solamente, si eran equipos adscritos a la Federación Andaluza de Fútbol o de ambas competiciones.

El primer acuerdo fue la elección de Presidente, la cual recayó en Enrique Balsera Gahete, mecenas que fue del equipo durante varias temporadas y como Presidente de Honor a Isidro Márquez y Ramírez de Arellano. No se comenta la categoría en la que participó, posiblemente sería Primera Categoría Regional o Preferente.

Al final de la Campaña 1947–1948, que era la primera desde su creación, el Peñarroya-Pueblonuevo C.F. se proclamó Subcampeón del Grupo A, del Campeonato de Andalucía de aficionados y Campeón de la Copa de Córdoba.


Resulta curioso ver como en el escudo original del club, que surgió tras la fusión de los equipos de ambas localidades, Pueblonuevo del Terrible aparece representado por el perro llamado Terrible y que junto a su dueño José Simón de Lillo encontraron el carbón en esa zona según cuenta la leyenda. En el escudo moderno se ha sustituido a Terrible por la representación de las explotaciones mineras.

Así que cada vez que veo a D. Alfredo Di Stefano ejercer de Presidente de Honor del Real Madrid, me acuerdo de mi abuelo Isidro y me lo imagino animando a sus muchachos desde el "palco" del Casas Blancas, envuelto en la nube provocada a partes iguales, por el humo de su puro, y la polvareda levantada por los ardorosos contendientes en el terreno de juego.